Fue el primer perfume de modisto, rompió moldes por su composición y por el packaging, moderno y absolutamente distinto a lo que se estilaba en aquella época. Corrían los locos años 20 cuando Coco Chanel encargó al perfumista Baux que creara un perfume "que no se pareciera a ninguno". De las muestras que le entregaron, se quedó con la número 5. De esa decisión surgió un mito que hoy sigue más vivo que nunca.
El No.5 sólo fue el primero de una serie de perfumes que, hasta hoy, no ha dejado de crecer. Como novedad, este primero tuvo una composición rompedora donde, por primera vez y por expreso deseo de la propia Coco, se usaron aromas artificiales, creados en el laboratorio. Por otro lado, aplicó en el packaging de su perfume el gusto por el blanco y negro que triunfaría en su moda, sorprendiendo al mundo entero con una estética que nada tenía que ver con lo que se estilaba en las casas de belleza de la época.
El perfume Chanel No.5 pertenece a la familia floral-aldehído. Sus ingredientes más importantes son el jazmín y nerolí de Grasse, el ylang-ylang de las Islas Comores, la rosa y notas amaderadas de sándalo, vainilla y vetiver. La Maison francesa asegura la calidad de su No.5 controlando y comprando toda la producción anual de jazmín de la región de Grasse, de donde salen las flores más exquisitas de la industria perfumística mundial.